Este es el final de mi tercera novela, es de las pocas cosas escritas que tengo de ese tercer texto.
(...)Espero que no hayas guardado rencor hacía mí y que recibir esta carta no te perturbe (sí es que seguís viviendo en el mismo lugar y la recibiste y la estas leyendo). No te pongo mi dirección porque entablar nuevamente un diálogo, aunque sea escrito con vos me ablandaría lo suficiente como para volver a la Argentina y eso no está en mis planes. Tan sólo quiero que sepas que estoy bien y que te quiero lo suficiente como para tenerte presente todos los días.
Te quiero y espero que estés bien.
Aga.
Al terminar la carta me di cuenta que mis manos sudaban y temblaban. La doblé prolijamente y la volví a meter en el sobre. La dejé en la mesa y me fui. Me tomé un colectivo cualquiera sin saber hacia donde se dirigía y me senté en el primer lugar libre que encontré. Mientras los autos y los árboles y las personas y todo quedaba atrás me puse a pensar en que me gustaría ser si no fuese un ser humano y creo que pensé en el viento, para poder viajar gratis por todo el mundo y conocer el frío del Himalaya y el calor de las playas de Australia y golpear la cara de personas desconocidas en ciudades desconocidas y no morir nunca, migrar de un lugar a otro con mayor o menor intensidad y que el tiempo no exista.
FIN
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