viernes, 24 de septiembre de 2010

FIN

Este es el final de mi tercera novela, es de las pocas cosas escritas que tengo de ese tercer texto.

(...)Espero que no hayas guardado rencor hacía mí y que recibir esta carta no te perturbe (sí es que seguís viviendo en el mismo lugar y la recibiste y la estas leyendo). No te pongo mi dirección porque entablar nuevamente un diálogo, aunque sea escrito con vos me ablandaría lo suficiente como para volver a la Argentina y eso no está en mis planes. Tan sólo quiero que sepas que estoy bien y que te quiero lo suficiente como para tenerte presente todos los días.
Te quiero y espero que estés bien.
Aga.

Al terminar la carta me di cuenta que mis manos sudaban y temblaban. La doblé prolijamente y la volví a meter en el sobre. La dejé en la mesa y me fui. Me tomé un colectivo cualquiera sin saber hacia donde se dirigía y me senté en el primer lugar libre que encontré. Mientras los autos y los árboles y las personas y todo quedaba atrás me puse a pensar en que me gustaría ser si no fuese un ser humano y creo que pensé en el viento, para poder viajar gratis por todo el mundo y conocer el frío del Himalaya y el calor de las playas de Australia y golpear la cara de personas desconocidas en ciudades desconocidas y no morir nunca, migrar de un lugar a otro con mayor o menor intensidad y que el tiempo no exista.

FIN

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