lunes, 20 de septiembre de 2010

Para Sofía

Mi sobrina cumple un año. Ese mismo día yo leía en un ciclo y escribí este texto sobre lo que pasó aquel día y lo terminé usando para mi novela.


Hacía más de cuarenta horas que no dormía. Todavía me repetía el shawarma. Llegar a Constitución había sido una travesía y ni siquiera habían empezado.
No esperaba nada de aquella noche.
Lo primero que recuerdo es haber estado en ese departamentito perdido en algún edificio aleatorio del barrio y tener frente a mí a un brasilero con un porro en la boca intentando hacer foco con una súper ocho. Yo nunca había actuado en mi vida.
Hijo de puta- pensé. Su única preocupación es hacer foco con esa cámara de mierda, no le importa estar envejeciendo a cada instante. Hacer foco en este momento es lo más importante de su vida, qué hijo de puta.
Su negligencia respecto de su propia existencia me hizo sentir solo o tal vez soy demasiado trágico.

Estaba tirado, sucio de cáscara de maní, con ojeras y sueño, rodeado de gente alterada por la posición de las luces, por el fotómetro que no andaba, porque estaba por amanecer y faltaban cinco tomas, eran siete. Mierda, que noche tonta.
Yo observaba en silencio sin comprender las cosas que me hacían hacer frente a cámara una y otra vez.
Recibí un mensaje de mi novia. Estaba borracha, me hizo sentir más minúsculo y solo en aquel barrio. Parecía Varsovia durante la guerra, lejano y ajeno.
Terminamos con frío y de mal humor a las nueve y media de la mañana, el sol estaba alto y solo, sin nubes que le sacasen protagonismo.
Caminar por el centro un domingo es patético, nada excepto edificios cerrados, algún linyera y bolsas de consorcio llenas, ilustran las calles.
Corrí el colectivo una cuadra, no me esperó y se me escapó un insulto: Vas a ser colectivero toda tu vida hijo de puta.
No me quedó otra que seguir esperando.
Al entrar a mi casa, todos estaban despiertos, yo zombie. Me había llegado una carta, de una editorial, dos cuentos en una antología, no esperaba ganar ese concurso, el día estaba soleado y comenzaba bien.
Fue entonces cuando tuvimos que salir corriendo.
No pude dormir nada porque ya estaba en camino. Esquivando autos mi papá dentro del suyo dijo algo que me angustió: El nacimiento es el primer trauma de la vida, uno nace llorando. Se topa con todo y abandona la tranquilidad y seguridad del útero.

Mierda, uno aparece aterrorizado, muerto de miedo. Nacer llorando demuestra cuán triste y terrible es el acto de vivir, cuán inservible es, cuán ridículo y sinsentido.

Dios todopoderoso, cuídala de la tristeza y males que sobran en el mundo porque si no, te juro que me voy a ver obligado a matarte.

Sofía este Relato es para vos.
Te quiere.
Tu hermano Ramiro.
20/9/2007

4 comentarios:

  1. Tiene que ser urgente Ariel, tan urgente como escribirlo así... Hola soy yo Fer! Buenos escritos, no dejes de acelerar y desacelerar. Te agrego al blog del grupo de poetas, hay textos y variciones, despues hablamos bien porque pensaba en que hicieramos algo en breve, te cuento. Abrazo!

    ResponderEliminar
  2. http://blogdepapelesblancos.blogspot.com Ahi va!

    ResponderEliminar
  3. Fer con mucho gusto! Cuente nomás. arielpukacz@gmail.com

    ResponderEliminar
  4. Muy buenos los escritos!!!
    Me lo paso un amigo de msn, y me colgue leyendo varios de tus textos!
    Me gustaron !
    Ahora pasare mas seguido
    Salud!

    ResponderEliminar