jueves, 26 de agosto de 2010

Early Grey

Lupe se sacó su campera gris y la colgó en el perchero. Marcial le gritó desde la otra punta de la casa que se sacara las zapatillas porque le iba a embarrar toda la casa y su papá lo iba a cagar a patadas en el orto y justo que su papá le hiciera eso, no le gustaba.
Le hizo caso.

Él se apareció en calzoncillos. Lupe le dijo que se vistiera y él le hizo caso. Ella se sentó a ver televisión pero ningún canal la conformaba así que dejó uno de videos musicales en el que pasaban una canción que le gustaba de chica.

Se puso a mirar las fotos de la familia. Marcial, su mamá, su hermano y su papá.
Se preguntó en qué momento Marcial se dio cuenta de que era homosexual. Ella sabía que en parte lo suyo era una pose para llevar adelante su estilo de vida. Un personaje con el que se hacía cargo exageradamente. Le resultaba más fácil parodiarse a si mismo, burlarse de si mismo que sentarse a recibir bromas e insultos ajenos. Si te burlas a vos mismo dejás a los otros desarmados. Lupe sabía que en el fondo Marcial sufría.

Siempre le pareció una broma de mal gusto el nombre que le pusieron sus padres, especialmente por su apellido: Marcial Defacto.

Marcial se apareció vestido y ella dejó de pensar. Sonrieron.
Marcial estaba vestido como para salir. Se acercó a su amiga , la besó en la mejilla y la abrazó.
Puso música, un viejo disco de Ennio Morricone con todos sus hits. Ambos tarareaban mientras charlaban.

-Vení, vamos a la cocina.- dijo Marcial. Lupe lo siguió.
-¿Qué querés tomar bonita?
-Un té.
-¿Cuál?
-Un Early Grey.
-¿Early Gray? Bruta. Earl Grey se llama.
-Mentira.
-Si.- se ofendió Marcial.

-No sabía, toda mi vida le dije Early Grey. Tiene más sentido para mi: “Gris prematuro” o algo así.
-No, se llama Earl Grey porque lo descubrió un soldado de apellido Grey o algo así.
-Es mi té preferido.- dijo ella sin escucharlo.
-El mío también.
-Lo tomé una vez en lo de Ramiro y no pude parar, antes sólo tomaba té con leche.- dijo ella.

-Pobre Ramiro.
-Lo extraño a veces.
-Yo también, que flojos estuvimos. Era tan lindo.
-Early Grey, que pelotuda.- dijo Lupe.
Los dos rieron. Hacía mucho que no reían. Desde antes de que Ramiro muriese.

viernes, 20 de agosto de 2010

Kill your idols.

Me niego a creer que la historia es solamente balas.
y que la vida son solo billetes.
me niego.

martes, 17 de agosto de 2010

Walden (o Porqué escribo)

No me importan los oprimidos ni hambrientos ni mutilados. Sólo yo mismo.
Salvarme a mi, de mi y de ustedes.
Evitar el horario como una condena de la que librarme.
Responder a intereses ajenos a cambio de nada. Eviitar las preguntas y hacer, sumiso, hacer para otro.

Escribo para ordenar mis ideas.
Las miles de frases inconexas e inconclusas que se generan dentro mío a cada instante. Darles forma. Que dejen de ser ideas, solo existentes dentro mío para existir en el mundo.
Para purgarme

Para sacarme cosas de encima que me hacen sentir vacío y quedar vacío, limpio, pero sentirme lleno.
Escribo para dilatar la demencia.
Para uir sentado, mientras todo avanza.
Liberar lo que grita dentro mío y me perturba y dejarlo ir como a Satán en un falso exorsismo de la iglesia universal, un sábado a la madrugada que me quedé sólo mirando eso y sin coger.

domingo, 15 de agosto de 2010

Dispara en la oscuridad

Los ojos cerrados a veces
solo dan seguidad
porque la oscuridad
todo lo abraza.
Pese a tener nuestros ojos despiertos
nada puede distinguirse
y la desesperación agobia
y aprieta el pecho.
La claustrofobia invade
y algo peor que la muerte nos
empuja
hacia algun lugar.
Dispara en la oscuridad
con los ojos cerrados
o abiertos,
nada cambia
Dispara en la oscuridad
matate a vos mismo
con los ojos abiertos
e intenta ver
tu sombra reflejada en
ningún lado
agonizando
por tu autoflagelo
Dispara en la oscuridad
no va a haber victima
ni culpable.

viernes, 13 de agosto de 2010

ENTREVISTA A JEM COHEN

Jem Cohen nació en Kabul, Afghanistán. Vivió su infancia en Washington DC donde fue parte de la escena Punk/Hardcore y luego se mudó a Nueva York.
Conocí el trabajo de Jem Cohen gracias al documental Instrument sobre mi grupo preferido, FUGAZI. En 2007 se proyectó en el BAFICI gran parte de su filmografía y vino a dar charlas.
En ese entonces comenzaba a estudiar periodismo y ya tenía hacía rato un fanzine llamado Ganesha.
El área de prensa del festival no me dejó entrevistarlo comodamente en sus instalaciones y el cedió humildemente a una entrevista en las escaleras del Abasto, frente al supermercado COTO.

Hay muchos escritores que me influenciaron y me dieron ganas y motivos para escribir, como también mis raíces judías, mi sobrina, edificios destruídos, la droga, Polonia, relaciones fallídas, la traición, el egoísmo, el sexo hardcore y muchas otras cosas. Pero el cine de Jem Cohen es mi mayor influencia,lejos y también él como persona, como ejemplo de hacer lo que uno queire sin preocuparse por los beneficios económicos.

Aca les posteo la entrevista que le hice y que guardo con nostalgia.

Es poca la gente que entra a este blog, pero si les gusta lo que escribo, haganse el favor de leer la entrevista y buscar en youtube videos de sus filmaciones. Creo que es una forma bastante gráfica de entender lo que escribo.

Si alguien le intresa tengo para copiarles el documental sobre Fugazi Instrument, Chain y su mejor película, Lost Book Found. Esta última fue disparador de una novela que vengo escribiendo hace año y medio.



ENTREVISTA A JEM COHEN.

martes, 10 de agosto de 2010

Filippo

El origen de este texto es un ejercicio. Cada uno tenía que escribir un secreto en un papel y el docente los leía. Entre todos votábamos los dos mejores.
Uno fue que alguien metió a su gato en un microondas para secarlo y murió. El otro que un chico se masturbaba en clase.
Debíamos elegir una de las dos anécdotas y redactar dos textos: Uno al estilo de EL GATO NEGRO de Edgar Allan Poe y otro al estilo de Si, ¡Pero puede hacer esto la máquina a vapor? de Woody Allen.
Acá está mi versión, intentando imitar a Edgar Allan Poe de la anécdota del gato en el microondas.
Un beso
a.-


Yo quería una caja envuelta en un papel floreado. Una caja, cuadrada que contuviese
algo dentro que no supiese lo que era. Llenarme de nervios y romper el papel y la caja y encontrar un tesoro. Pero no. En lugar de lo que yo quería, una sorpresa, me dieron a Filippo. Nunca había visto un gato en mi vida. Al principio me dio impresión, no tenía idea de que existiese algo así. Se lamía las patas y ronroneaba.
Filippo tenía una oreja blanca y el resto de su cuerpito era negro. Tan oscuro como
cuando cierro los ojos.

Lo abracé y todos en mi familia suspiraron, pensé que les había pasado algo.
Rápidamente nos hicimos buenos amigos, pasaba todo el día con Filippo. No quería ir
al jardín, no quería ir a la casa de mis compañeros, no quería mirar los dibujitos. Sólo quería jugar con Filippo.
Lo acariciaba, lo mimaba. Incluso le hice un collar con un piolín y fideos pintados de colores.

Mi vida se basaba en Filippo, lo adoraba. No podía creer que existiese un animalito
así. No quería conocer ningún otro gatito, sólo a mi Filippo.
Un día, estaba acariciando sus cortos y suaves pelitos y se me ocurrió bañarlo. Llené
la bañadera de agua tibia e hice espuma para que le resultara más divertido su primer
baño. Cuando quise soltarlo en el aguita, me rasguñó. De mi mano comenzó a brotar
sangre, sangre negra. No era como en las películas que mi mamá y mi papá no me
dejan ver.

Lo empujé de mi falda al suelo. Filippo gritó y se fue corriendo. Me quedé en silencio mirando la sangre que chorreaba de mi mano y me manchaba el vestido rojo hasta que llegó mi mamá y me limpió y maldijo a Filippo. Pobre Filippo pensé al principio, pero después me sentí ofendida y no quise verlo por un tiempo.
Venía y se frotaba a mis piernas y lamía la herida de mi mano.
Filippo era malo, muy malo.

Decidí que Filippo tenía que pasar por lo mismo que yo, agarre mi tijera, la que corta con forma de zigzag y le corté la punta de su orejita blanca. El gatito lloró mucho. Mi papá me retó y mi mamá llevó a Filippo a la veterinaria.

Tuvo su oreja vendada unas cuantas semanas. Filippo ya no era lindo, ni bueno.
Un día, sábado, me desperté con ganas de hacer las paces con Filippo. Hacía bastante
que no hablaba con él, desde que tenía esas feas y sucias vendas en su cara.
El solcito entraba por la ventana y ocupaba solamente el pedazo de sillón en el que yo solía sentarme a acariciar a Filippo. El lugar donde el dormía todo el día.
Filippo no estaba ahí. Se había escapado.

Lloré muchos días hasta que me acostumbré a su ausencia. Tiempo después reapareció. Gordo, muy gordo. Lo llevamos al veterinario con mi mamá y me enteré lo peor, Filippo era Filippa y estaba embarazada.
Me sentí engañada todo ese tiempo, mentida. Me había abandonado y al volver no
era más él, era ella y estaba fea y con otros gatitos dentro suyo que no quería conocer.

Como había dicho, sólo quería a Filippo, que ya no era él, no quería conocer otro
gatito. Todo mi amor era para él, que ya no era él.
No quería mas a Filippo, ni a Filippa ni a sus gatitos.
Agarré a la gorda y fea gata del cogote y la solté en la bañadera, prendí el agua y
comenzó a maullar como nunca. Una vez empapada e histérica, le solté una toalla
encima y la encerré dentro.

Metí a Filippa en el microondas para darle una linda secada. Eléctrica. Filippa se
convulsionaba y sus gatitos, dentro de su panza, también. Comenzó a salir un olor feo
del microondas, a pelo y carne asada.
Filippa gritaba, aullaba de forma tan aguda que tuve que tapar mis oídos. También
cerré mis ojos para no ver como su piel perdía su pelo y se tostaba. Ya no me
animaba a dejar escapar a Filippa, me había arrepentido pero tenía miedo de que
me rasguñiara de nuevo. Filippa, la gorda y fea de Filippa y sus feo bebitos, estaban
muertos.
Mi mamá llegó y se desmayó, mi papá me retó mucho. Me mandaron con un señor al que visito ahora, todas las semanas. El me pregunta como estoy.
Nunca pudimos olvidarnos de Filippa, porque cada vez que abrimos el microondas,
no es olor a muerte lo que sale, sino sus agudos aullidos.