miércoles, 14 de julio de 2010

Martinez y ruptura

Iván: Y llegamos al río, me dijo que no estaba enamorada de mí y se fue. La vi deshacer el camino que habíamos hecho juntos hasta ahí, tomados de la mano. Ahora sé que su puño, cerrado contra el mío, llevaba dentro una daga con un filo muy real y cruel, lleno de hipocresía y mentira.

Me quedé ahí parado, como un boludo. Si saber que hacer o que decir. Miré el agua putrefacta. No quería estar ahí, solo; Pero ahí estaba, sólo.
Caminé por Libertador con la esperanza de que volviese corriendo hacia mí, pero solo me topé con skaters y nuevos ricos en Mini Cooper.
Me perdí por unas callecitas de adoquines, caminé por la mitad de ellas, con la intención de dejar a un lado la tristeza y apreciar la belleza de aquel barrio que es mejor que el mío. No pude. Pero no lloré. Me consentí con un alto cucurucho de Vía Flaminia.

Lo llamé a Alex, necesitaba hablar con alguien. Estaba trabajando, ocupado.
Seguí con el cucurucho, esperando que todo se solucionase o aunque sea concluya, sin saber en verdad que carajo esperaba realmente.

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