martes, 13 de abril de 2010

21 años y demasiado tiempo esperando colectivos

Un hombre se detiene en un kiosco a comprar preservativos. Deja el auto en marcha, su novia espera impaciente. Otro auto lo pasa velozmente, corre una picada con otro. No respetan el semáforo. Un vagabundo camina lentamente, arropado con miseria, el hambre de su estomago trona y retumba en toda la cuadra. Una mujer aguarda en la esquina a la espera de clientes, nunca llegan. Un barrendero se esconde en su trabajo, para que no pregunten, para guardar sus secretos. El pordiosero y la mujer se fueron, el kiosco cerró. Yo sigo esperando el colectivo.

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