¿Y si te digo que no?- indagó ella con la absurda intención de demostrar coraje, muerta de miedo por dentro.
-Vas a decir que sí, vas a decir que sí- afirmó y reafirmó él con mucha calma para aclarar que tenía la situación en sus manos.
-Sos un hijo de puta- le respondió llena de bronca e impotencia mientras se hacía bolita y desplomaba en un rincón de la habitación.
Él comenzó a desabrocharse el cinturón y ella a llorar. Iba a ser una noche larga.
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