sábado, 19 de diciembre de 2009

Texto nuevo parte II

El cielo estaba verde como de costumbre, unas angostas nubes naranjas lo atravesaban y un ínfimo y lejano sol se mostraba tímido en lo más alto del cielo, medio oculto por otras nubes.

Los cinco avanzaban. Marchaban con el mismo ritmo y con sus pies sincronizados; en cámara lenta como una mala película de acción. Alineados en silencio se dirigían a algún lado. Lázaro fumaba, el cigarrillo colgaba de sus labios; Caín tenía las manos en sus bolsillos; Anton escuchaba música, probablemente algún tema mal ripeado de Million of Dead Cops; Ian iba en uno de los extremos y Cormac en el otro.

Siguieron caminando hasta llegar a la plaza central, no lo tenían previsto. Observaron la gran estatua en bronce o algo parecido de L.L Zamenhof. Lázaro tiró la colilla de su cigarrillo que se había consumido hacía una cuadra, siguió caminando, los demás lo siguieron trotando para alcanzar su ritmo.

Ian miró su reloj, escuchó un pitido, su reloj le estaba avisando que eran las siete. Al mismo momento comenzaron a sonar las sirenas. Su aullido provenía de diferentes lugares. El toque de queda había comenzado, tenían quince minutos para abandonar las calles y volver a los suburbios, estaban lejos. No era problema de la policía.

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